martes, 24 de abril de 2018

SIN IDENTIFICAR.

Cuando me desperté aquella mañana, no reconocí mi propio cuerpo, me miré al espejo pensando que era la misma persona que cuando me había acostado, pero era alguien totalmente diferente. Me veía irreconocible, como si fuese otra persona en cuestión de horas, algo que parece un poco extraño en un principio, la verdad. Miré mi cara y tenia una expresión diferente, no tenía aquella sonrisa que estaba acostumbrada a lucir día a día. Tampoco tenia ese pequeño hoyuelo que me salía cada vez que estaba alegre o incluso cuando tenía una expresión serena. No me agradaba mucho cuando me lo veía día a día enfrente del espejo, pero justo en ese momento en el que no estaba, lo echaba de menos, y me daba cuenta de que no lo había apreciado lo suficiente antes. Respecto al físico habia muchos cambios, que depende de la visión de la persona podían apreciarse o no, pero cuando te los ves a ti mismo te parecen enormes. Mis manos estaban más grandes y más finas que de costumbre, con lo gruesas que las había tenido desde pequeña y lo mucho que le gustaba a mi abuela que siempre me hacía bromas con ellas. Mis piernas seguían siendo pequeñas, pero su forma había cambiado, no era aquella que yo siempre había soñado, si no, la forma que detestaba, por eso ese cambio fue el que más me desagradó del cambio repentino. Respecto a lo demás no podía ensalzar nada, ya que veía tantos cambios buenos y malos, que no se si mi opinión general era buena o mala, pero después de meditar un poco, llegué a la conclusión de que no me gustaba nada mi nuevo cuerpo. Creo que por eso no lo reconocí al principio, ya que como era algo que no me llegaba a gustar, no podía meterlo directamente en mi mente y saber que era yo la que estaba frente al espejo del baño. Al llegar a aquella conclusión rápidamente pensé que si había cambiado tanto de la noche a la mañana, no tardaría en volver a cambiar, y quien sabe si a mejor, aunque lo que me temía es que siguiera sin agradarme el nuevo cuerpo que fuera adquiriendo, pero pensé que era cuestión de probar de nuevo.
Y así fueron pasando los días, cambio tras cambio, en los que a día de hoy, no he conseguido volver a reconocerme.

1 comentario:

  1. Reconocerse en el espejo. Aceptar los cambios. Saber que uno es mucho más de lo que se proyecta ahí. Conectar contigo misma a través de la mirada que proyectas en el espejo. Ser tu cómplice. Para toda la vida. Te mando un abrazo enorme.

    ResponderEliminar

POR ELLA

Durante estas ultimas semanas de curso, estamos viendo unos cuantos poemas en clase de varias autoras y autores diferentes a la par que im...